La migración laboral se ha vuelto un tema de interés global.
"Estimaciones mundiales de la OIT sobre los trabajadores y las trabajadoras migrantes” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2015) estimó que existen alrededor de 232 millones de migrantes en el mundo, de los cuales 150 millones son trabajadores migrantes: 65 por ciento del total.
La migración laboral es un fenómeno complejo que presenta retos y oportunidades, que si es bien manejado permite mantener y con frecuencia aumentar el crecimiento económico de los países de destino y permite reducir la pobreza en los países de origen.
Cuando la mayor parte de los flujos migratorios son con fines laborales, la OIT recomienda que las políticas sobre migración laboral tengan una visión de largo plazo, y que sean integradas y coherentes con las políticas socio-económicas en otras áreas relevantes como el empleo, la formación y la seguridad social.
Para el 2030 se ha definido en los términos: “Proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro y protegido para todos los trabajadores, incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes y las personas con empleos precarios”.
Con estos fines, la OIT considera que es necesario asignar a los Ministerios de Trabajo un papel clave en la formulación, la elaboración, la gestión y la administración de políticas de migraciones laborales a fin de garantizar que se tomen en consideración los aspectos relativos a las políticas de trabajo y de empleo.